“Me drogaron en un cajero para robarme, no sé si fue escopolamina”, reveló Borja, visiblemente traumatizado. La escalofriante situación comenzó cuando, al intentar retirar dinero de un cajero automático que no pertenecía a su banco, un hombre le pidió ayuda con una tarjeta atrapada en la máquina. Borja, en un acto de buena fe, trató de sacarla, pero algo no le pareció bien.
“Sentí que no debía tocarla”, confesó Borja, quien rápidamente intentó limpiar su mano antes de huir del lugar. A pesar de su valentía, la inquietante experiencia dejó una marca profunda. ¡Una noche que nunca olvidará!